«Tengo la suerte de tener un papá futbolista, puedo decir que lo mío es una herencia futbolística», expresó Alan al reflexionar sobre qué lo llevó a ser jugador. Desde niño frecuentaba el Club Atlético Sportivo Peñarol bajo la sombra de su papá, el gran Leonardo Cantero. Si bien el parentesco le generó algo de presión, en cuestión de años sorprendió a todos dando el salto a la máxima categoría sin pasar por la segunda división.
El sanjuanino mamó la cultura futbolística desde siempre. Tenía a su padre como referente y soñaba con algún día jugar en la primera del «bohemio». Leonardo era uno de los jugadores más queridos de la institución en ese momento. Para que su hijo siguiera sus pasos lo anotó en el club chimbero para que diera sus primeros pasos en el fútbol.
El pequeño Alan se mostró muy entusiasmado con la idea y siempre iba con una sonrisa de oreja a oreja a las prácticas. Si bien era un chico entusiasta a los técnicos les costaba encontrarle un puesto fijo. En un primer momento el pibe mostró muchas ganas de hacerse cargo del arco de su equipo.
El hijo de Leonardo mostraba tener una pegada prodigiosa que losdelanteros puros de las inferiores no tenían. Es así que luego de algunos años le hicieron varias pruebas como 9. Allí todos empezaron a reprocharse sobre como no se habían dado cuenta de esa obviedad. Alan descocía las redes, tenía mejor rendimiento que los atacantes puros por lo que se adueño de ese dorsal.
«Cuando era chico me gustaba atajar, pero también jugué de 8 y ya después me decidí que quería ser delantero. Desde ahí me empecé a preparar bien para esa posición. Arranqué desde muy chico. Tengo la suerte de tener un papá que fue futbolista y me crio con el fútbol. Puedo decir que es una herencia porque tuve la fortuna de venir de una familia futbolera», expresó.
Gracias a su rendimiento el matador fue subiendo categorías rápidamente. Ya para él se había vuelto algo habitual enfrentarse con futbolistas mayores que él. Pocos delanteros tenían su calidad dentro de la provincia de San Juan. Esto le permitió llegar a la primera de Peñarol con apenas 17 años de edad.
Luego de algunos meses aclimatándose a esta nueva exigencia el DT decidió darle su gran oportunidad. Esto quería decir que siendo apenas un adolescente iba a cumplir el objetivo que se había propuesto. Iba a transformarse en un jugador profesional al igual que su padre y en el club del que toda su familia era hincha.
Si bien todo parecía ser sacado de un cuento y que no podía mejorar, el destino le hizo un nuevo regalo. Ese primer partido fue contra el Club Atlético Trinidad. El jovencito entró desde el banco y concretó «el sueño del pibe». Debutó marcando un gol, algo que muy pocos logran.
«Yo fui creciendo ahí en Peñarol, fue mi primer club donde fui pasando por distintas etapas. De inferiores hasta llegar a la Primera División, que fue una experiencia muy linda. Ahí en el club de Sportivo Peñarol debuté a mis 17 años contra Trinidad. Tuve la suerte de haber podido debutar haciendo un gol así que eso fue algo muy lindo que me pasó dentro del club», rememoró.
A partir de ese momento fue tomando más relevancia en el primer equipo. Todos empezaban a confiar en el joven y en cada oportunidad que se mostraban le entregaban la caprichosa para que defina. A base de goles fue haciéndose titular indiscutido, siendo siempre respaldado por su familia que eran sus primeros fanáticos.
«La motivación siempre está en la casa. Es la familia que te apoya y que por ahí te ve condiciones y te banca. Siempre te dan todo lo necesario para poder hacer lo que te gusta, así que creo que la motivación era esa. Gracias a Dios con el tiempo se me dio y obviamente lo valoro muchísimo», reveló.
Sus tantos se fueron convirtiendo en puntos para Peñarol que en ese momento se encontraba en el Federal B. De esta manera el «bohemio» fue ascendiendo posiciones hasta obtener la chance de pelear por el ascenso a la tercera división. El rival a vencer era Independiente de Chivilcoy.
Era un equipo difícil al que tenían que dejar en el camino para llegar al Federal A. Sin embargo una vez que llegó el día del partido los chimberos hicieron notar su jerarquía y se quedaron con la victoria de punta a punta. Con un Cantero «on fire», anotando un doblete, los dirigidos por Cristian Bove quedaron en la historia del club.
El festejo del histórico ascenso al Federal A.
«La verdad que ese día en Buenos Aires contra Chivilcoy fue un día soñado. Entré y marqué el primer gol, no lo podía creer. Todavía no caía y marqué el segundo tanto. Se me paralizó todo el cuerpo, no reaccionaba, la verdad que no lo podía creer lo que estaba pasando en ese momento», contó emocionado.
Desde ese momento todo fue para mejor en la carrera del sanjuanino. La cancha se había convertido en su segunda casa y lo demostraba en cada partido. Este nivel superlativo no pasó desapercibido para los demás clubes del fútbol argentino. En el mercado de pases siguiente le llovieron las ofertas de equipos de diferentes categorías.
No obstante había una que sobresalía de las demás y que el goleador no terminaba de creer. Godoy Cruz, equipo mendocino de la Liga Profesional de Fútbol, estaba interesado en hacerse con sus servicios. Tenía la posibilidad de saltearse una división, de pasar de la tercera a la Primera sin escalas.
Alan junto al fallecido «Morro» García.
Una vez que su representante le envió la propuesta formal él no dudó en aceptarla. Era la oportunidad de su vida y no podía dejarla pasar. De esta manera se despidió de su familia y viajó casi en silencio a Mendoza provocando opiniones cruzadas entre los hinchas de Peñarol.
«La verdad que fue muy brusco el cambio de categoría, de pasar del Federal A a estar en la Primera División. Los entrenamientos y todo es a otra intensidad. Al principio me costó mucho pero ya después me pude adaptar, pero si se nota muchísimo el cambio de categoría», reveló.
No obstante esta pequeña polémica que se generó por pase quedó en el olvido rápidamente, Los simpatizantes que lo querían bien estaban muy felices con su logro y sentían un gran orgullo de que uno de los suyos haya llegado tan alto. Cantero estaba en el «Tomba», ya era algo completamente oficial.
Se trataba de una situación tremendamente desafiante pero que él logró sobrellevar. Mes a mes fue aclimatándose más hasta que lo convocaron para que integrara el banco de suplentes contra nada más ni nada menos que River Plate. Si bien en ese momento se quedó con las ganas de saltar al campo no faltaba mucho para que eso se diera.
Finalmente este hito en su carrera futbolística se hizo realidad cuando el «Gallego» Méndez le dio minutos en el partido frente al «Ferroviario». Ese partido contra Central Córdoba quedará grabado siempre en la memoria de Alan, el sanjuanino con sangre bohemia que nos representa en la máxima categoría.
«Cuando debuté en Primera fue algo increíble, no lo podía creer. Si bien ya me había tocado estar en el banco de suplentes contra River, que fue una experiencia muy linda que me quedó, tuve la suerte de debutar contra Central Córdoba de Santiago Del Estero. Fue uno de los mejores días de mi vida. Fue un momento que lo disfruté muchísimo por todo el esfuerzo que hice para poder llegar hasta donde estoy ahora», sentenció.
Fuente: Canal 13.